Bien, sabemos que hay muchas cosas malas en este mundo… pero, ¿qué está pasando últimamente? ¿Lo vemos más seguido o ahora que hemos crecido nos estamos dando de la realidad?
Permítanme contarles una pequeña pero impactante historia que me relató una amiga sobre algo que le sucedió: Según me cuenta Evangeline, ella venía del interior del país rumbo a su casa y como a 45 minutos o menos de su casa Dios le dio una señal, de esas donde te grita: ¡hey, estoy aquí! Tal vez al inicio ella no lo comprendió, pero así Él lo quiso. Ella me cuenta que venía súper feliz en el auto con su familia y de pronto solo vio un reflejo y sintió el golpe de un choque y al mirar atrás se dio cuenta de la gran desgracia. El papá de Evangeline se baja a ver que tan fuerte había sido el golpe y para su sorpresa al auto de ellos no le había pasado nada más que un leve rayón en la copa de la llanta, sin embargo, al mirar atrás el papá de ella se percata de que el accidente para los demás autos había sido súper fuerte. Sin duda alguna Dios metió su mano sobre Evangeline y su familia, pero el shock causado fue tan fuerte que ella al contarme todo esto está más que segura que Dios salvó sus vidas ese día. Aún Evangeline no entiende como ese auto que chocó tan fuerte a otro solo los rozó a ellos sin gran daño, pero al final de cuenta supongo que así trabaja Dios. ¿Y saben? Hay que dar gracias por todo lo que vivimos, por lo que viviremos y todo lo que vendrá hasta que así Dios lo quiera. Y a nuestro ángel de la guarda haya que pedirle siempre que nos proteja y acompañe… siempre.
Quiero extender una invitación a todos los que me leen de ser agradecidos con Dios. No estamos en este mundo por nada, todos tenemos una misión, por eso te invito a que pidas cada día en oración por esa misión encomendada, ora por las almas, por tus amigos, por esas personas importantes en tu vida… solo Dios sabe la necesidad de cada una de las almas y quiere que nosotros seamos instrumento para salvarlas.